El 29 de abril de 2021 hemos tenido una nueva reunión de la comisión negociadora del futuro convenio. Si, de este que finalizó su vigencia el 31/12/2019. Hemos tratado la desconexión digital y el teletrabajo, pero no en el que estamos ahora, el teletrabajo como medida de protección sanitaria contra el Covid-19, sino el que vendrá tras la pandemia.
Dos temas que aparentemente, al haber legislación específica, no tendrían que generar problemas; pero una vez más, completa decepción sobre la actitud y ambigüedad de la patronal.
Sobre la desconexión digital, esto es, que fuera del horario laboral ninguna persona trabajadora tenga que estar pendiente del móvil o el ordenador y se garantice que no se tiene que responder a las comunicaciones de trabajo, aceptación formal por parte de la CEX para añadir “salvo situaciones de urgencia” o de “daño o perjuicio para la empresa”. Un sí pero ya veremos, que viene a ser un coladero para seguir haciendo lo que les dé la gana, que nos sitúa de nuevo en la arbitrariedad y la ambigüedad.
Y sobre el teleletrabajo “postcovid”, la absoluta contradicción. Afirman que son “partidarios del teletrabajo y su regulación”, pero al tiempo dicen que “no saben cómo evolucionará y si será sostenible” (¿Y esto que tiene que ver para regularlo bien?), y mientras los sindicatos hemos expuesto y presentado por escrito lo que entendemos es necesario concretar en el sector, la CEX no han traído ni una sola propuesta. Y no es un tema menor, porque ya hemos visto empresas que han pretendido cerrar los centros de trabajo físicos para atender todo en teletrabajo (que se convierte en “obligatorio”), como a día de hoy hay empresas que no dan los medios (y todos conocemos el conflicto que tenemos por no pagarnos los gastos en 9 de cada 10 empresas), y hasta publican ofertas de trabajo pidiendo como imprescindible tener ordenador e internet. Lo que faltaba, nuestro trabajo que es por naturaleza un trabajo a distancia, que empiece a convertirse en un teletrabajo individual impuesto, donde asumamos los medios y los gastos adicionales que conlleve, y que las empresas no tengan ni centros físicos. El negocio perfecto, sin inversión, casi sin gastos ni responsabilidad, muy al estilo de las nuevas plataformas de internet denunciadas por tener a miles de trabajadores/as como falsos autónomos.
Es de vergüenza esta ambigüedad y falta de respuesta de quienes dicen representar al sector. Con un convenio finalizado desde el 2019, reunión tras reunión mirando para otro lado. Con una pila de prácticas que somete a los trabajadores/as a una precariedad laboral repugnante nunca vista. No quieren atajar nada. No quieren incorporar nada. No les importa la sinvergonzonería que sucede ni quieren regular las cosas porque simplemente quieren tener ellos mismos estas mismas cartas por si se deciden a utilizarlas. Un sálvese quien pueda que está degradando nuestro trabajo más si cabe por la pandemia. Pandemia que aprovechan, pero acabará y veremos cuando la dispersión del teletrabajo concluya por donde saldrán las cosas, porque ¡¡¡nos sobran los motivos para decir basta!!!