Aunque la nueva multinacional que ha adquirido la empresa sea de origen marroquí la legislación laboral que rige Unisono es la establecida en el estado español y que está publicada en el Boletín Oficial del Estado. Dice el artículo 64 del Estatuto de los Trabajadores que los Comités de Empresa deben de conocer en las sociedades anónimas los documentos que se den a conocer a los socios, y en las mismas condiciones que a estos. Sin embargo, la antigua dueña, Mª del Pino Velázquez Medina, decidió informar por escrito a la plantilla en una carta genérica y obviar la información a los comités de empresa y a las organizaciones sindicales. Por cierto esta información llegó de manera indirecta a las organizaciones sindicales el día 1 de septiembre de 2021 cuando la venta está formalizada desde el día 6 de agosto de 2021.
Este proceso de venta, cifrado en 200 millones de euros, puede suponer un empeoramiento de las condiciones laborales de miles de personas de un sector muy precario y feminizado.Todo parece indicar que los antiguos accionistas han vendido Grupo Unísono al Grupo Intelcia, (controlado a su vez por el multimillonario israelí Patrick Drahi a través de Altice Group), a partir de ahí desconocemos demasiadas cosas y eso nos preocupa. No tenemos comunicación formal de la venta, ni parece que tengan intención de hacerlo, ni tampoco de las condiciones en las que se va a llevar a cabo el cambio de acciones y las consecuencias que tendrá para el empleo y los derechos de la gente que presta sus servicios en dicha empresa.El Grupo Unísono tiene en el Estado español a más de 5.000 personas en activo, además de contar con centros de trabajo en Chile y Colombia. Además, el Grupo Unísono lleva más de dos décadas obteniendo anualmente importantes beneficios, siendo el 2020 el año en el que alcanzó los mayores beneficios de su historia, superando los 8 millones de euros netos.
Sin embargo, a pesar de estos importantes beneficios, el Grupo Unísono se ha caracterizado por llevar a cabo una política empresarial basada en los enfrentamientos constantes con sus plantillas, con multitud de demandas en los tribunales y denuncias en Inspección de Trabajo, derivadas de incumplimientos laborales. Además, en los últimos 18 meses, a causa de la pandemia de Covid-19, la mayor parte de su plantilla se ha tenido que acoger al teletrabajo sin haber alcanzado un acuerdo satisfactorio para compensar los gastos de este como ha exigido la ley.
Sandra Gibert Solans, la directora general de Unisono hasta ahora, es la única que ha convocado una videoconferencia, celebrada con retrasos el 2 de septiembre, en esta reunión no ha participado nadie de Intelcia, pese a que ya sabemos de la presencia en la empresa de Karim Bernoussi, CEO y cofundador de Grupo Intelcia, que además ha efectuado declaraciones a la prensa sobre el tema.
Lo más destacable de la reunión han sido las manifestaciones de Sandra Gisbert sobre las coincidencias de los colores coorporativos de las dos sociedades (no es broma). Por lo demás fue una reunión estéril en la que la CEO de Unísono se ha limitado a decir que nada cambia, que nos ha tocado la lotería (será a ella) y que todos vamos en el mismo barco. Se le ha olvidado apuntar que ella se aloja en la suite y nosotras y nosotros remamos en galeras. Poco más podemos resaltar de la reunión. A cualquier pregunta de la representación sindical ha lanzado balones fuera. En próximos meses iremos viendo dónde se dirige este "barco", pero apostamos que los mismos seguirán en camarotes de lujo, mientras los de siempre continuaremos remando, las contrataciones seguirán siendo precarias, nuestros salarios miserables y el teletrabajo se mantendrá o no al antojo de lo que diga el cliente.