Los delegados de prevención de CGT en Madrid hemos descubierto que esta empresa es capaz de exponer las propuestas más desvergonzadas sin que al rostro de sus responsables se les asome el más mínimo rubor. Conocíamos su afán por recibir incentivos y subvenciones del dinero público del estado, para engrosar sus arcas, capaces de manipular cualquier realidad, aunque esta fuera la de la salud de todos vosotros, elaborando informes falsos y noveleros que ocultaban, o trataban de ocultar a nuestra vista, y que caían en la mesa de algún funcionario confiado. Las trapacerías de estos señores es una historia sin fondo, verdadera fascinación por trincar ayudas de la administración, y de las que luego alardean en sus asociaciones empresariales por ver si también cae algún premio señero, tras comilona de rigor. Lo que no nos esperábamos es que creyesen que nosotros íbamos a ser cómplices de tales artimañas. La avaricia debe resultar ciega, estúpida o fatalmente arrogante, incapaz de reconocer la contumacia de los hechos. A finales de febrero, desde el departamento de prevención de la empresa, se nos propuso firmar un cuestionario manipulado y falso con el propósito de solicitar una serie de incentivos públicos, enmarcados en el programa “Sistema Bonus”, destinados para todas aquellas empresas que se hubiesen distinguido por sus actuaciones en materia de salud laboral. Les urgía mucho porque el plazo de presentación, era breve, y nos invitaban a pasar cuanto antes para certificar dicho documento. El Bonus no era cualquier cosa. Podría suponer para GSS la reducción de un 5 por ciento del importe que paga por contingencias profesionales, es decir, aquellas bajas que se dan entre los trabajadores por accidente laboral o enfermedad profesional. Un dinero que podrían obtener siempre que nosotros testificásemos sus “bondades”.
El día que nos tuvimos que reunir con ellos, Ana Calvet, jefe de Personal, y auténtica conductora a la sombra del departamento de prevención, y David Paz, técnico del mismo departamento, que ha mostrado siempre una sumisión vergonzante con respecto a la dirección de la empresa, hicieron gala de una amabilidad hasta entonces no sospechada. Una de las delegadas de prevención, bastante inocente, incluso llegó a creer que nos iban a traer unos canapés y pastelitos.