Sería lógico pensar: “Tras una catástrofe como la Dana en Valencia y la pérdida de vidas humanas, la sociedad aprenderá y primará la seguridad frente al negocio”. Todas tenemos grabadas a fuego imágenes y relatos de trabajadoras que perdieron, o estuvieron a punto de perder, su vida porque su empresa decidió que nadie se muere por cuatro gotas. Todas menos las mentes pensantes de RRHH del sector del Contact Center que fuerzan a sus empleadas a trasladarse a centros de trabajo con una alerta naranja, con posibilidad de evolución a roja. Así han obrado Teleperformance (y su filial Majorel), Konecta, o Foundever que, con gran magnanimidad, ha propuesto coger vacaciones a quien no quiera ir.
Luego todas estas empresas se hacen cruces, ponen carteles solicitando a sus trabajadoras que donen para las víctimas de la Dana, y buscan la foto solidaria para que sus relaciones públicas les contraten un publirreportaje amigable en algún medio de comunicación afín.
No hablamos de un sector en el que por fuerza se deba acudir al puesto de trabajo, la pandemia demostró, con pingües beneficios para toda la patronal, la más que evidente posibilidad de desarrollar nuestro trabajo desde la seguridad de nuestros domicilios, sin resentir calidad, ni resultados para el cliente final.
Nuestro consejo es que si tu zona está afectada por una alerta de estas características, envíes un correo a la empresa indicando que no acudirás a trabajar como medida preventiva, remitiendo tanto a la notificación correspondiente de la AEMET como a la Ley de Prevención de Riesgos Labores en su artículo 21:
LPRL, art. 21. Si se detecta que las condiciones de trabajo son peligrosas, presentándose una situación de riesgo grave e inminente, los trabajadores pueden negarse a trabajar.
Tú seguridad es lo primero.