El pasado martes se consumó una auténtica aberración en forma de firma. El pasado martes, sin pillarnos por sorpresa, pero poniéndonos de muy mal café, los sindicatos del sistema firmaron lo que sólo puede ser definido como un atentado contra la clase trabajadora. Nadie, nadie con dos dedos de frente y cero intereses espurios puede creerse las necesidades de ATENTO para realizar una movilidad geográfica a tantas personas trabajadoras y la modificación sustancial de tantas otras. Nadie.
Aduce la empresa necesidades económicas. Lo aduce la empresa y los firmantes lloran la situación de los gerifaltes en sus comunicados, la empatía hacia las compañeras que ven su vida destrozada por el capricho de cuatro encorbatados ni la conocen, ni la esperan; sin embargo, las cuentas de la empresa multimillonaria sí que les enternece y lloran por ellas en negro sobre blanco.
La jugada le ha salido redonda a ATENTO, una MSCT, una movilidad geográfica, soltar un poquito de parné de más para que a los traidores de las rúbricas puedan vender lo buenos negociadores que son, y se ahorran lo que a todas luces era un ERE. Un ERE, según ellos y sus secuaces, económico, obligándoles a presentar esas famélicas cuentas, empobrecidas por la terrible subida salarial que los propios secuaces habían pactado en el convenio (recordemos lo elevada que es reseñando su cercanía al SMI) y a un sector cada vez más competitivo (traducción: el resto está haciendo ERES y no podemos quedarnos atrás). Un ERE económico que probablemente no pasaría el escrutinio de la AN, así que MSCT, negociación menos condicionada por las formas que un expediente de regulación y a confiar en la bondad de nuestros compadres, los sindicalistas que han olvidado la lucha de clases y el proteger a las trabajadoras.
Lloremos todas por ATENTO, al borde de la bancarrota y confiemos en que joder la vida a 553 personas trabajadoras les salve de la quiebra. O ironizamos o nos armamos (figuradamente, señores de la AN, figuradamente), nosotras tenemos claro la opción que nos quedamos.