La patronal del sector de telemárketing está aprovechando la reforma laboral del gobierno de Rajoy para llevar a cabo una reestructuración de sus plantillas salvaje y sin escrúpulos. A esta gentuza no le interesa el drama personal de las familias que hay detrás del despido de cada uno de sus trabajadores.
Cacarean, desde sus gallineros fulleros, piadosas excusas para echar a la gente a la calle con indemnizaciones de miseria, a veces sin ellas, elevando los ojos augustos al cielo para invocar un panorama desolador con la crisis económica actual.
Mienten sin escrúpulos.
Precisamente, las multinacionales y las grandes empresas españolas llevan tiempo recortando sus plantillas y sustituyendo a sus trabajadores cualificados por teleoperadores y agentes de telemárketing, estrategia que se ha visto fomentada con la crisis. Las razones son bien diferentes. Quieren deshacerse de sus trabajadores, para llevar sus campañas al tercer mundo, donde los sueldos son ínfimos, los impuestos escasos y los derechos laborales nulos. Y si pueden engordar el negocio bajo el paraguas de algún dictador fascista, mejor.
El Grupo GSS se ha puesto al frente de esta estratagema inmunda, y como a su abogada, que tienen en nómina, le venía grande el asunto (a ésta la tienen para despedir por la puerta de atrás), han prescindido de ella en esta ocasión y han buscado entre los despachos de letrados a alguien más acorde. Su hombre, Luis Coll, un veterano letrado que arrastra por las calles una fama de experto en EREs, intransigente con la inmigración extranjera en nuestro país pero muy favorable a que los trabajadores españoles se vayan a buscarse las castañas a países del tercer mundo en empresas deslocalizadas.
Vamos, un portento. Dicen que en algunos sitios le llaman Anaconda Colt, pero eso nosotros no lo decimos porque somos muy respetuosos.
Desde que a este señor le hemos visto la jeta, la empresa ya ha presentado dos EREs en Madrid. Y es sólo el comienzo.
Forjando cadenas para los que han de venir
Acompañado siempre, como su sombra arqueológica, por Julio Alberto Pérez Rosales, el de las esquinas del departamento de personal, Coll y su equipo, nos ha facilitado un
engorroso dossier de más de quinientos folios, una gran parte de ellos con cuentas trompeteras y equívocas, cuya única intención es confundir a los representantes de los
trabajadores. Han llegado incluso a contratar a un prestigioso economista, Antonio Prada Gayoso, que es el autor de la memoria de viabilidad, que en la última reunión nos dio una charla didáctica acerca de cómo la empresa tenía que sacrificar 56 trabajadores para que no termine quebrando. Claro que, a continuación, y cuando ya abandonábamos la reunión, Julio Alberto anunció en los pasillos, a grito descosido, otro ERE en la campaña de Yell, en los centros de Madrid y Badajoz, que afectará a
42 compañeros nuestros.