Desde CGT condenamos la cobarde e injustificable agresión sufrida por nuestro compañero Marcos Vilas Barros el pasado 12 de Noviembre dentro del centro de trabajo de la empresa.
Nada justifica este acto violento, mucho menos las discrepancias sindicales surgidas en un Pleno del Comité de Empresa, por muy grandes que estas sean, o por muy vehementemente que se hayan expuesto. Dándose además la circunstancia de que nuestro compañero Marcos en ningún momento de la reunión se ha dirigido personalmente al “presunto” agresor.
Por tanto quienes intentan justificar la actitud violenta de una persona en lo ocurrido dentro del Pleno del Comité de empresa están mintiendo y además están justificando al cobarde, convirtiéndose en su cómplice.
Este acto violento solo encuentra explicación para nosotros por la presión que la sección de CGT está haciendo sobre la empresa con respecto al uso correcto y al control del crédito sindical por tarde de todos los delegados y miembros del comité.
Desde CGT no vamos a permitir la “lapidación” de nuestro compañero por la opinión interesada de algunos miembros de secciones sindicales y trabajadores, que justifican la agresión al delegado de CGT y ven como normal la forma de actuar del agresor.
Por último y siendo conscientes de que no todos somos iguales, allá cada uno con su conciencia, dar las gracias a todos y cada uno de los trabajadores que tanto personalmente como por teléfono se preocuparon y se seguirán preocupando por Marcos, a muchos mandos, incluyendo a los responsables de RRHH y a los miembros de Comité de Empresa Ana Fouz (CCOO), Mar Santos (UGT) y Sergio Rodríguez (CCOO).Y también reconocemos y no lo vamos a negar que Fernando Romaní (CCOO) siendo consciente de los hechos, personalmente, pidió disculpas a nuestras compañeras Remedios Pérez y Mariana Outeda.
Ahora tiene que ser la empresa y la justicia quienes resuelvan, hasta esa fecha no volveremos hablar más de lo sucedido. La intención de CGT es seguir con nuestro trabajo, como siempre, sin miedo a matones ni a cobardes.