LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL (EL PLAN DE FLEXIBILIDAD) ATACA DE NUEVO CON SPARTA
Si habéis visto la segunda parte de la trilogía de Matrix os acordaréis de una escena que comienza cuando el consejero Hamman le dice a Neo que le acompañe a la sala de las máquinas de la ciudad de Sión, un remoto lugar excavado en las profundidades de la Tierra donde se refugian las últimas personas libres. “Aquí apenas baja nadie. A menos, claro, que haya algún problema. Somos así, no nos importa cómo funcionan las cosas mientras funcionen”, le dice el consejero a Neo mientras contemplan un paisaje futurista y desolador de máquinas en movimiento. “Me gusta tener presente que la ciudad sobrevive gracias a estas máquinas. Estas máquinas nos mantienen vivos mientras otras máquinas quieren matarnos. Interesante, ¿no? El poder de dar la vida y de quitarla… En cierta medida estamos enchufados a ellas lo que hace preguntarnos en qué consiste el dominio”, continúa el consejero. Neo le replica que ellos dominan a las máquinas que han instalado en Sión porque pueden apagarlas cuando quieran. El consejero se ríe y dice: “Cierto, eso es, sí señor, eso es el dominio. Si queremos, podemos hacerlas añicos… aunque si lo hiciéramos, habría que prever qué pasaría con la electricidad, la calefacción, el aire…”. Neo, sorprendido por la actitud del consejero, interrumpe su discurso: “Las necesitamos y ellas nos necesitan. ¿A eso quería llegar?”. El consejero Hammen pierde la mirada en el horizonte y dice: “No, en absoluto. Los viejos como yo ya no queremos llegar a nada. No sirve de nada… Hay tantas cosas en esta vida que no logro entender. Esa máquina de ahí se encarga de algo relativo al reciclaje del agua. Pero no tengo ni idea de cómo funciona. Pero comprendo el motivo por el que funciona”.
La trilogía de Matrix representa un mundo futurista en el que las personas han sido esclavizadas por las máquinas. Los seres humanos viven conectados a una simulación social que representa el final del siglo XX cuando, en realidad, yacen adormecidos en nichos con la única finalidad de extraer su valiosa energía. En “Matrix” la libertad, en realidad, no es más un algoritmo predecible dentro de un programa informático. Justo lo mismo que quiere hacer el Grupo Covisian enmascarando una pérdida de derechos como algo libre que la gente puede pactar “porque quiere”.
Las empresas para las que trabajamos quieren cargarse el plazo obligatorio de preaviso para que vayamos a trabajar. No quieren respetar ni los 14 días que marca el convenio para notificarnos nuestro horario, ni les vale los 7 días que un 20% preseleccionado pueden cambiar su jornada, ni siquiera les valdría el mínimo que tiene cualquier trabajador de preaviso de cinco días en cualquier sector que establece el artículo 34.2 de la ley del Estatuto de los Trabajadores.
Quieren su máquina, que en GSS/UNITONO se llama SPARTA, si nos necesita nos pueda convocar la tarde anterior para duplicar o reducir nuestra jornada, con el único límite de un descanso entre jornadas de 12 horas. Una barbaridad que vulnera la legislación vigente.
SPARTA, un invento de la multinacional italiana Covisian, no sabe que el Estatuto de los Trabajadores y el convenio constituyen una disposición de derecho necesario. Es igual de ilegal pactar un preaviso inferior que cobrar menos salario que el que establece la ley. En CGT sabemos que a esta máquina solo le sirve la productividad y que, ni la prevención, ni la desconexión digital ni la compatibilización de la conciliación de la vida personal y laboral le importa. Tampoco los acuerdos colectivos, la máquina manda por encima de todo.
La dirección de la empresa, GSS Covisian, se excusa en dejarnos faltar unas horas determinadas para esclavizarnos a partir de ese momento desregulando el preaviso de jornada. Quieren Invadir nuestro espacio y eso nos obliga reflexionar como lo hace el consejero Hamman en “Matrix”. ¿Quién domina a quién? ¿Sparta o nosotrxs?
El Grupo Covisian quiere aplicar en el estado español el modelo ultraliberal que permite el estado italiano con el “Contrato Llamada”. Un modelo en el que solo curras cuando la Empresa te necesita, partiendo de una jornada a tiempo parcial aunque luego puedas superar en un mes lo que trabaja alguien a tiempo completo, sin pagar horas extras y sin cumplir ningún requisito legal. A eso le llaman “flexibilidad horaria”. Quieren disponer de las trabajadoras y los trabajadores a su libre albedrío, cuando la productividad lo demande. El seguimiento de esta producción lo lleva su programa informático, denominado Sparta, basado en la inteligencia artificial, que controla la rentabilidad en base a unos parámetros determinados que sólo conoce esa herramienta exclusiva y los dueños de la empresa. Todo esto está parametrizado en la “Control Room”, su sala de máquinas.
Desde CGT recordamos a los accionistas italianos de las empresas de telemarketing de Covisian lo que no hay nada nuevo bajo el sol. La lucha de clases tiene históricamente las mismas situaciones y los mismos hechos. Esta nueva “fórmula mágica” para aumentar su productividad y multiplicar sus beneficios es otra basura para intentar exprimirnos y atentar nuestros derechos. La empresa se comprometió a no implantar unilateralmente un sistema de flexibilidad en un acuerdo con las organizaciones sindicales que debido a la pandemia se les debe haber olvidado, así que nos veremos en los tribunales dado que lo único que puede frenar a sus perversas intenciones es una buena dosis de jarabe de palo para que entiendan la alergia que le tenemos a la desregulación que quieren importarnos sin importar lo que les decimos. Seguiremos informando.