Los cinco puntos esenciales de un mal jefe. Si cumples algunos de ellos, quizás tengas que re-capacitar y cambiar:
¿Gastas demasiada energía en malas prácticas? Los malos jefes gastan mucho esfuerzo en contro-lar, manipular y vigilar para que las cosas se hagan a su manera. Si se comportasen mejor tan sólo tendrían que pedir las cosas abiertamente y aho-rrarían mucha energía.
¿Impones o convences? Aunque nadie se opondrá a un mal jefe, nadie luchará por conseguir que sus proyectos tengan éxito. Sus empleados se conver-tirán en saboteadores y conseguirán frustrar mu-chas iniciativas.
¿Desconfías de tus empleados? La falta de confian-za arruina tanto la relación con sus empleados co-mo con sus clientes y una vez perdida la manipula-ción no consigue restaurar esa confianza en el futu-ro.
¿Obtienes resultados mediocres? La regla de los resultados se obtiene multiplicando motivación por esfuerzo por medios, de ahí que sin nada de ello, los resultados serán muy pobres.
¿Te falta seguridad? Los malos jefes preceden su orgullo a sus decisiones y entienden que una equi-vocación supone un signo de debilidad lo cual los lleva a tomar decisiones erróneas.
Si alguno de estos puntos coincide con tu manera de actuar, entonces no te hagas más pre-guntas e intenta cambiar tu actitud y/o visita a un psicólogo