Ataque en Konecta
El pasado 19 de agosto de 2022 una desgracia pudo ocurrir en el centro que la multinacional de Contact Center Konecta tiene en la provincia de Málaga.
Como si se tratara de una secuela de la película en la que Michael Moore ganó en el año 2002 multitud de premios, escenas de angustia se vivieron dentro de la plataforma de atención al cliente.Nos gustaría analizar varios aspectos esenciales para comprender cómo este susto no nos lo debemos tomar a la ligera.
La previa
El centro de Konecta en esta provincia lleva abierto desde el 23 de septiembre de 2021. Desde entonces las evaluaciones de riesgos psicosociales brillan por su ausencia, la precariedad es la forma más habitual de contratación, y las personas, contratadas y despedidas como si fueran carne para la picadora, desfilan por este centro de trabajo sin que en muchos casos se valore su formación y experiencia. CGT promovió justo antes del verano que existiera un Comité de Empresa que desde que salió electo le ha recordado al departamento de prevención sus obligaciones en materia de seguridad y salud. Era conocido este ex trabajador por haber realizado amenazas a las compañeras y el Servicio de Prevención Propio del Grupo Konecta no había tomando medida preventiva alguna.
El ataque
Málaga celebra a mediados de agosto su feria, y allí debieron quedarse las medidas preventivas necesarias. Mientras sonaba la música en las casetas el ex-trabajador de Konecta se desplazó hasta la sede en el polígono de PTA y entrando en el centro “como Pedro por su casa” disparó a dos compañeras.
Este iba armado con una escopeta de balines que ha causado heridas a las compañeras.
No existe ninguna justificación para que nadie ataque de esta manera a las trabajadoras y los daños a la salud producidos son responsabilidad del agresor y de la falta de seguridad de la plantilla. Una de las compañeras sufrió un disparo en el rostro, cerca del ojo, y la otra en la pierna, y dejaron un rastro de sangre en toda la plataforma.
La situación fue espeluznante, mientras atendían llamadas de Iberia las personas trabajadoras escucharon primero las ráfagas de disparos seguidos de gritos y llantos que procedían de esa campaña. La prensa recoge las declaraciones de varias trabajadoras: "Tras escuchar los gritos y acercarme a la puerta, vi gente corriendo bajando las escaleras. Recogí mis cosas y salí hasta el pasillo. Cuando intenté entrar a la otra sala, metiendo la huella, me cerraron enseguida. Muchas compañeras estaban llorando y gritando que había gente herida"; "Decían que había una persona armada y al asomarme pude ver gotas de sangre en el suelo, como de alguien herido que había estado reptando por el suelo buscando refugio debajo de las mesas", "Estábamos todos muy asustados", "He visto cómo la curaban allí mismo y podía no solo haber perdido el ojo, sino la vida si el disparo hubiera sido a menor distancia".
Estos hechos son lo suficientemente graves para que la empresa de mayor tamaño del sector en el estado tome medidas de inmediato y que se depuren responsabilidades. La responsable de prevención de riesgos laborales de Konecta ha demostrado de nuevo que no está a la altura, dado que estas amenazas eran conocidas pero que primó el ahorro económico frente a la seguridad de las personas trabajadoras.
Todo lo acontecido, puede parecer surrealista, pero es el claro resultado de la situación límite a la que los teleoperadores/as estamos sometidos en telemarketing, y pone de manifiesto la importancia de atajar de manera efectiva los items críticos, resultado de las evaluaciones de factores psicosociales.
Desde CGT entendemos que se debe asumir la responsabilidad ante los hechos acontecidos y que este tipo de actuaciones violentas no pueden volver a repetirse en ninguna empresa del sector.